Primero un sueño, luego una aventura y después un cuento. Y en esa aventura siempre hay aprendizaje, bromas y anécdotas, algún que otro susto y muchas risas, pero sobre todo mucha VIDA. Cuando tienes una compañera de viaje como Irene que los comparte y disfruta casi desde que salió de la cuna, es mucho más fácil viajar, rodar carretera y hacer camino, volver con miles de fotos y un cuaderno de anécdotas y curiosidades. Irene, viajar contigo es VIAJAR con mayúsculas.
Desde pequeña sentía gran curiosidad por los lugares que visitábamos. Con 6 años pedía un audioguía para entender lo que veía al visitar la Catedral de León. El viaje a Paris fue mucho más que la visita a Disney y con diez añitos recorrió incansable el Louvre, el Museo D’Orsay y hasta el de Arte Medieval. Con 11 se emocionaba al ver los frescos de Giotto en la Capilla degli Scrovegni de Padua, y así decenas y decenas de visitas, de escapadas y de viajes. A sus 14 años recorrimos juntas los 32 Museos de la red de Museos Atlánticos haciendo un trabajo del que ella formó parte indispensable. Y así hasta hoy que se ha convertido en una ayuda indispensable para mis artículos y reportajes, y sobre todo en compañera de aventuras, de risas y de experiencias. Algún día haremos un «anecdotario» con nuestras vivencias.
SOÑAR, VIAJAR, REIR, EXPERIMENTAR, VIVIR: LA VIDA COMIENZA EN CADA VIAJE