UN CONSEJO: Puedes visitar este paraíso en un circuito programado, es lo más cómodo dada la distancia a otros puntos de interés de Turquía, pero te quedará un sabor a poco. Mi idea es regresar algún día (ya que además es un «favorito» para mi hija Irene) y disfrutar de Pamukkale durante un día completo: sus vistas, sus aguas (solo se pueden usar algunas pozas, para proteger el lugar del desgaste que estaba sufriendo) y la visita más pausada a las impresionantes ruinas de Hierápolis.
Pamukkale (Turquía). Su nombre se traduce del turco como “castillos de algodón”. Estas blancas formaciones calcáreas y de mármol travertino parecen descender como lenguas de nieve por la ladera de la montaña. Es uno de los lugares más bellos del mundo: Pozas de color turquesa distribuidas formando terrazas o socalcos y unas excepcionales vistas al valle, eran un reclamo imposible de ignorar para las clases privilegiadas romanas, que aprovecharon Pamukkale como balneario curativo y lugar de recreo y descanso. El aspecto de Pamukkale es el de un paisaje celeste, casi irreal.
En este mismo lugar se encuentra Hierápolis antigua ciudad de reposo de origen heleno pero posteriormente modificada por los romanos. Aquí acudían las clases altas para descansar y recuperarse de sus enfermedades gracias a los efectos curativos de las aguas de Pamukkale. Aún permanecen los restos del teatro, baños romanos y termas, y una enorme necrópolis formada por cientos de tumbas, túmulos y sarcófagos monumentales salpicando la ladera de la montaña. El complejo fue declarado PATRIMONIO de la HUMANIDAD.
Más cosas sobre este paraíso en mi artículo de PontevedraViva:
https://pontevedraviva.com/opinion/2929/pamukkale-paisaje-ensueno-marga-diaz/